El tiempo previo y la misma Semana Santa que se registra en el país evidenciaron una Bolivia pluricultural, que antes estaba oculta (pese a que existe con plena vitalidad) y ahora es reconocida por la Constitución Política del Estado (CPE). Por ejemplo, el mundo católico vive la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo como Salvador. Los integrantes de esa comunidad suelen comer 12 platos en estos días. Una periodista católica dijo hace poco que no se puede comer carne de vaca o cerdo en este período de tiempo, porque sería como comer la carne de Cristo. En ese mundo son frecuentes las peregrinaciones a santuarios como el de Copacabana, adoraciones a la Virgen María, subir a calvarios para arrepentirse por los pecados cometidos, etc. En esa lógica, está prohibido comunicarse con el más allá, es decir está prohibido cualquier comunicación con el mundo de los espíritus de las personas. Sin embargo, el mundo cristiano evangelista vivió los días previos a estas fechas con actividades un tanto distintas, tales como el concierto de Jonathan Mark Witt Holder (Marcos Witt) en el Teatro al Aire Libre de la Paz, donde miles de personas —la mayoría de clase media y clase media alta— entonaron canciones como Dios es bueno o Levántate y sálvame. Asistir a ese concierto costó a cada ‘hermano’ o ‘hermana’ (como suelen llamarse los integrantes de esa comunidad) unos 50 bolivianos. El teatro estaba repleto. Por su lado, varias denominaciones cristianas viajaron a zonas rurales para alabar a Dios. Ellos no creen en la Semana Santa, dice una de sus integrantes, Martha Zegarrundo, ya que afirma que alaban a Dios mañana, tarde y noche, no sólo en abril. Ella reitera que los cristianos, citando a la Biblia, tienen prohibido entablar algún tipo de comunicación con los espíritus de los seres humanos muertos y con los ángeles. Afirma también que no creen en la adoración a la Virgen María ni en estatuas de estuco que la representan, tampoco en las imágenes (según los católicos) de los santos. En los sectores rurales (aunque no necesariamente en estas fechas) son frecuentes los ritos religiosos de agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra), a los espíritus de los cerros o de las cumbres. En esa línea, durante sus viajes, muchos choferes riegan alcohol en las apachetas y cumbres y piden a las deidades andinas que los protejan en sus travesías. Algo distinto a las costumbres de católicos y cristianos ocurre con algunos pobladores indígenas sirionós (pueblo que habita en parte de los departamentos de Beni y Santa Cruz), que se dedican entre otras actividades a la caza y pesca. Los sirionós antes de acudir a cazar suelen comunicarse con los espíritus de sus parientes con el fin de que les ayuden en sus actividades, según relató tiempo atrás José Luis Aguirre, profesor de maestría en la materia de Interculturalidad. El docente explicó entonces que en la visión occidental se suele hablar con prioridad de frases tales como alto o bajo, de lindo o feo, de arriba o abajo, de gordo o flaco, de lejos o cerca, de blanco o negro, de bien o mal. Sin embargo, en la visión sirionó se toma en cuenta no sólo a los colores blancos o negros, sino a los grises. Se habla de la vida o de la muerte, pero se toma en cuenta un punto intermedio (comunicarse con los espíritus de sus parientes). Todas estas visiones fueron formalizadas y legalizadas en la Ley de Leyes, que en su artículo 4 señala: “El Estado respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias espirituales, de acuerdo con sus cosmovisiones. El Estado es independiente de la religión”. |